*Desvío*
En Youtube, blogs y
portales porno, se contabiliza el número de visitas por la cantidad de views (“vistas”). La televisión todavía se fundaba en el “índice de audiencia”, aunque no por
ello la mirada desempeñase un papel menos importante, atenuado, eso sí, por la
interacción propia de la economía-familiar de la TV. Con la explosión de
internet el fenómeno de las "views" ha ocupado por completo el espacio particular,
desarrollándose al máximo la economía-del-individuo. Surge entonces en esta mirada-view un coeficiente contabilizador o numérico, sustrato de su propia acción autorrecursiva cosificada, como "mirada-producto". "Toda producción deseante ya es de un modo inmediato consumo y consumación", leíamos en El Anti Edipo (y debe entenderse la mirada como esta producción deseante, que es producida por la propia producción de producción). Hay “mirada-producto” en Instagram, en Linkedin, en Facebook, donde la acción aparente es
la relacionabilidad, pero donde la acción inherente es la búsqueda de la sola
mirada como producción de mirada. El share y el tag no buscan otra
cosa que una concitación de la mirada, la mayor proporción de “visibilidad”
entre contactos, amigos, desconocidos, etc; la viralización, difusión y esponsorización de
post’s, estados y entradas sólo busca un número mayor (una producción mayor) de miradas.
Así, lo que se busca allí no es tanto un sujeto, sino un sujeto-mirada, un "todo-ojo", observador panóptico desubstanciado de sus cualidades negativas: el
sujeto-mirada es allí una mera cifra, un índice de visitas. No es tanto
una “cosificación” del individuo sino una “espectralización”, en donde el
sujeto encuentra su transfusión neta a la identificación con lo virtual, su ser-pleno incorporado a la realidad
pura del Espectáculo (ens realissimum), en el éxtasis de la
hiperrealidad.
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